martes, 29 de julio de 2014

La Operación Foxley

La Operación Foxley fue un plan secreto planificado por el SOE (Special Operations Executive) con varias opciones operativas para asesinar a Hitler en su residencia de Berghof en los Alpes Bávaros, donde aparentemente era más vulnerable. El SOE consideró disparar sobre el Führer durante sus paseos matinales, aunque también se diseñaron otros planes como atentar sobre el tren en el que se desplazaba por Alemania, envenenarle o dispararle cuando viajaba en su limusina descubierta.

Un plan consistía en estudiar las costumbres de Hitler en sus desplazamientos en tren y el SOE decidió que lanzar una bomba al paso del tren para que descarrilara era la mejor opción, aunque el atentado pusiera en riesgo la vida del agente, que debía de ser un miembro de la resistencia en Alemania. Otro plan se basaba en la adicción de Hitler al te y se trataba de envenenarle con un veneno incoloro e insípido añadido al agua durante alguno de sus viajes en tren. Se sabía que se probaba toda la comida antes de que que le llegara directamente a Hitler, incluso durante sus viajes, pero había un vacío en la vigilancia del agua que se tomaba de los depósitos de las estaciones sin comprobarse. Esta opción tambien ponía en grave riesgo al agente infiltrado.

La operación con más posibilidades de éxito se organizó para realizarse en julio de 1944. El servicio secreto obtuvo mucha información a través de un prisionero alemán de las SS que fue un escolta personal de Hitler. El prisionero dio datos concretos sobre la seguridad en Berghof, donde Hitler acostumbraba a dar un paseo matinal en solitario de unos 20 minutos. Con estos datos se vio que un francotirador podría encontrar una posición de tiro y esperar al paso del Führer. El plan era muy arriesgado pero la información que aportó el ex guardia de Hitler era muy valiosa.  

La Operación Foxley nunca se llegó a realizar ya que la estrategia militar de Hitler en aquel momento de la guerra estaba siendo tan desastrosa que el mismo estaba ayudando a los aliados. La guerra se estaba ganando y se temía que la muerte de Hitler lo convirtiera en mártir y dificultara el fin de la guerra.

El asesinato de Hitler posiblemente no habría terminado repentinamente con la guerra pero sí acelerado su final, se habrían salvado muchas vidas. Algunos historiadores ha llegado a estimarlas en cerca de 10 millones.

Para saber más:
Paperless Archives
BBC

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